domingo, 31 de enero de 2016

DRONES, LA INVASIÓN (EPISODIO #49)

  
Las puertas del único cine de la ciudad estaban abiertas de par en par. Tal vez podíamos escondernos en su interior para despistar a esos aparatos que no cesaban en sus deseos de aniquilar. Subiendo la rampa a toda velocidad atravesábamos la vereda. Sin pagar entradas nos adentrábamos por la alfombra roja en la sala de proyección. Curiosamente la pantalla estaba encendida. Blanca como Alaska exhibía su inconfundible majestuosidad. Después de varios minutos podía detener la moto entre el escenario y la primera fila del patio de butacas que ciertamente irradiaba serenidad. Rita sólo atinaba a aletear. Santo lugar, habíamos escapado de las máquinas del mal y en buen momento podíamos gozar de libertad. Efímeramente, pues los drones irrumpían en la sala con inesperada voracidad.