domingo, 3 de enero de 2016

DRONES, LA INVASIÓN (EPISODIO #16)


Cuánta confusión, no podía descansar. Mi reloj pulsera marcaba la una de la madrugada y yo seguía tenso, con la mirada puesta en la puerta de acceso a mi vulnerable hogar, completamente paranoico, echado en el piso, temiendo una invasión. No había encendido la luz. Reinaba la oscuridad. Algo estaba sucediendo en la casa de mis vecinos, en la otra acera, frente a esa puerta que no podía dejar de vislumbrar. Se oían estruendos, como si alguien persiguiera derribar un portón. No quería espiar. Temía enloquecer de verdad. Estaba desarmado, tiritando de miedo, con Rita entre mis manos, acariciando su confinada libertad. Encima tenía hambre, no paraba de reprocharme no haber traído más alimentos del supermercado. Había escogido productos innecesarios. Maldiciendo mi existencia, pensaba un lugar donde esconderme en caso de que esas criaturas decidieran entrar por la fuerza en mi indefenso hogar. Tal vez el sótano podía resguardarnos. Mi vida se había convertido en un verdadero calvario difícil de sobrellevar.