domingo, 14 de febrero de 2016

DRONES, LA INVASIÓN (EPISODIO #62)


Eran las seis de la tarde. Había refrescado. La temperatura rondaba los veinte grados. El gato no daba señales de vida. Acababa de cerrar la puerta del sótano. Me sentía mareado. Tenía el estómago revuelto. No me había intoxicado por comer alimentos en mal estado. Un nuevo temblor sacudía mi sótano. Mis manos temblaban como si padeciera Mal de Parkinson. ¡Qué horror! Oía el derrumbe de algo voluminoso. Tal vez de un edificio. Sentía los latidos en mis oídos. Pocas veces había tenido tanto pánico. Asomándome por la puerta veía algo dantesco: un aparato inmenso circulaba a pocos metros de mi terreno. No quiero exagerar pero aquella cosa era más alta que los árboles de las veredas. Para que se hagan una idea de cuán grande era, en la otra cuadra había una casa, presentaba un piso y aquella bestia superaba su chimenea. El monstruo metálico tenía aspecto de dinosaurio. Era lo más parecido a un Argentinosaurus, el animal terrestre más grande del que se tenga conocimiento. Mis brazos estaban erizados. Tenía ganas de vomitar.