sábado, 6 de febrero de 2016

DRONES, LA INVASIÓN (EPISODIO #51)


Bajando por el mismo lugar advertía la presencia del drone aislado. El desgraciado aparato ocupaba toda la rampa y ascendía volando. Maniobrando hacia mi derecha evitaba el impacto. En un abrir y cerrar de ojos descendíamos por la escalera, siempre motorizados. Había reaccionado a tiempo pero aquellos escalones podían rompernos los huesos. En buen momento circulábamos por la sala. Mi moto estaba en buen estado y yo me sentía Fangio. Aquel aparato alado seguía nuestros movimientos. Yo no hacía otra cosa que acelerar y conducir con los ojos bien abiertos. La sala de cine se había convertido en una trampa nefasta. La puerta que conducía al hall seguía abierta. Poco después de atravesarla clavaba los frenos. Si no trababa la puerta nuestras vidas peligraban. Me estaba acostumbrando a los riesgos. Agitado, me apresuraba para cerrarla. Una profunda sensación de alivio recorría mi cuerpo al hallarle una traba. De pronto se oía un estruendo. Todo parecía indicar que el drone había impactado con la puerta en sus ansias de vernos muertos. Desesperado subía a la moto. Había más aparatos y el cine ya conocía de finales trágicos.